“Ahora suelo pintar mis obras y detallarlas hasta donde ellas me las piden, si veo que comienzan a estar rígidas y pierden soltura, me detengo y trato de explotar otros aspectos”.
El mundo del arte es un vasto lienzo donde las influencias, la formación y la evolución creativa convergen para definir un estilo único. En esta entrevista exclusiva, nos sumergimos en la trayectoria y el proceso artístico de Diego Siñani Stepanian, cuya obra ha sido moldeada por la riqueza cultural de la pintura rusa y sus propias experiencias formativas.
Diego Siñani Stepanian nació el 22 de noviembre del año 1994, en la ciudad de La Paz. De padre boliviano y madre armenia, desde temprana edad tuvo una influencia artística: Su madre, de profesión cantante de ópera, fue quien lo impulsó desde pequeño a interesarse por la música, el arte y la literatura.
Aun así, tuvieron que pasar muchos años para decidirse a vivir del arte. Específicamente fue en el año 2017 cuando comienza a tomar la pintura seriamente. Un año después (2018), gana una beca para estudiar arte y pintura en la ciudad de Moscú – Rusia, carrera que finalizó el 2023. Actualmente, se encuentra estudiando una maestría en “Crítica de Arte” en dicha ciudad.
A la par, desde el año 2022, sus obras fueron expuestas en varias exposiciones rusas, tanto colectivas como personales. Actualmente trabaja conjuntamente con la Galería “Red Oktober” y la Galería “Albert”, ambas en Moscú, ofreciendo exposiciones de manera regular y permanente.
¿Cuáles son las influencias artísticas que han marcado su trayectoria y estilo que lo define?
Definitivamente el poder conocer la pintura rusa. Si bien la literatura, el teatro y el ballet ruso son mundialmente conocidos, el apreciar a fondo su pintura y estudiarla fue un proceso muy importante en mi formación.
El poder tener la oportunidad de visitar sus museos y de aprender el punto de vista que tienen, de que el arte además de contar con un objetivo y de una estética, debe contar también con un respeto, hacia la misma labor de crear arte y hacia el espectador; es algo que me marcó mucho.
La libertad creativa debe estar siempre de la mano con una base de conocimiento y trabajo. Este tipo de enseñanzas son las que recuerdo siempre que trabajo en mis propias obras.
Y más específicamente, ver las obras del gran pintor ruso Ilya Repines, para mí, una constante fuente de inspiración y así también una aspiración para poder algún día crear algo mininamente parecido a lo que él hizo.
En cuanto al estilo, diría que bordeo el realismo con algunos pequeños cambios que den a entender de qué precisamente es una pintura.
¿Podría hablar sobre sus estudios formales en arte o cualquier tipo de formación que haya influido en su desarrollo como artista?
Estudié arte y pintura en la Universidad “Kosygin” de Moscú. Donde se trata de imitar los valores clásicos y tradicionales de la pintura. Con influencias de la época imperial rusa y sobre todo de la pintura soviética de mediados del siglo 20.
¿Cuáles son los temas o motivos recurrentes en su obra y qué significado tienen para usted?
Generalmente me dedico a retratar varios temas, los más recurrentes son los paisajes, los retratos y las escenas de vida cotidiana. Sin embargo, trato de abordar todos estos temas desde un punto de vista cultural, es decir, temas que muestren aquello que identifica o representa a un pueblo.
Un ejemplo seria la serie de retratos que llamo “Retratos del mundo” donde se representan mujeres de diferentes países, representadas en sus trajes típicos y con elementos característicos de sus naciones, creando así un intercambio visual y cultural entre obras, una conversación. Me interesa mucho conocer y entender culturas de varios lugares y poder plasmarlas en un lienzo.
¿Cómo describiría su evolución artística a lo largo del tiempo? ¿Ha experimentado cambios significativos en su estilo o enfoque?
El cambio más notorio que tuve fue el de la percepción de cómo tiene que ser una pintura. En Bolivia solía tratar de detallar mucho y de conseguir un resultado casi fotográfico. Con el tiempo aprendí que un cuadro debe defenderse, no solo desde el punto de vista técnico y que muchas veces menos, es más. Ahora suelo pintar mis obras y detallarlas hasta donde ellas me las piden, si veo que comienzan a estar rígidas y pierden soltura, me detengo y trato de explotar otros aspectos.
¿Cuáles son las técnicas y materiales que más utiliza en su proceso creativo y por qué los prefiere?
Siempre utilizaba el óleo, pero desde finales del 2022 comencé a pintar con acuarelas, pasteles y gouache.
Generalmente pinto con óleos cuadros de mayor dimensión y retratos, simplemente por esa pesadez particular que tiene el óleo y que me resulta más adecuado para retratar temas más serios.
Las acuarelas para los paisajes, porque esa transparencia y luz les da vida a las escenas y es eso precisamente lo que busco, ligereza.
Los pasteles y el gouache son técnicas que comencé hace no mucho y que aún estoy experimentando, con mucha satisfacción, ya que tienen un buen rango de control y uno puede terminar los trabajos rápidamente. Cabe añadir también que, con la técnica del gouache, el color es simplemente único, limpio y brillante, no vi un resultado parecido con otros materiales. Últimamente trato de explotar esta técnica lo más que puedo.
¿Ha participado en exposiciones individuales o colectivas que hayan dejado una marca importante en su carrera?
Todas las exposiciones que tuve fueron en Rusia. Tal vez la más importante para mí, fue mi primera exposición personal, que fue en la Biblioteca de literatura extranjera, en el centro de Moscú. En esta exposición tuve la oportunidad de mostrar todos los cuadros que tenia de temática boliviana. Por un mes, gente de toda rusia pudo conocer nuestra cultura, nuestros paisajes y nuestra gente a través de estos cuadros.
La recepción del público fue algo que jamás imagine. Hubo tanto interés que se agendó una conferencia para poder responder todas sus preguntas, desde temas como el carnaval de Oruro, nuestras ciudades hasta temas más pictóricos y de índole técnico. Si bien en un futuro hubo más exposiciones personales, ésta en particular, se quedó para siempre como un momento único en mí.
¿Cuál considera que ha sido su obra más significativa o personalmente importante y por qué?
Tal vez la serie de “mercados bolivianos”. La comencé como un intento de entender el gouache y sin querer fue creciendo y ganando interés entre mis amigos y coleccionistas. Tanto que comenzó a tener un espacio solo para ellas y eventualmente creció más y más. Actualmente esta serie sigue en rotación por galerías y salas de Moscú, prontamente llegaran también a San Petersburgo.
En fin, para mi fue un deleite pintarlas, experimentando y el saber que también fueron bien recibidas por el público me llena inmensamente.
¿Cómo aborda la relación entre la creatividad personal y las demandas del mercado o del público en general?
Creo que es un tema en el que es muy fácil caer en lo que el mercado pide, el problema está en que el mercado está muy saturado de todo. Todos los estilos son ahora rentables, habrá los que más, habrá los que menos. Yo soy de los que piensa que uno debe pintar solamente aquello que quiere pintar, ser fiel a lo que uno quiere hacer y el mercado mismo premiara eso. Mientras menos uno intente adecuarse a los estilos más populares, más único será y mas resalta de entre los demás.
¿Tiene algún proyecto futuro o dirección artística que le gustaría explorar en su carrera?
Exponer en Bolivia. Es un sueño que tengo hace ya varios años. Y estoy trabajando lo más que puedo para poder hacer realidad este proyecto.
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