Carnaval boliviano: tradición, color y alegría que conquista el mundo

Desde los  Andes hasta y en las llanuras, este mes de febrero, Bolivia se convierte en un escenario encantado donde el Carnaval despliega su magia, fusionando tradición, color y alegría en una celebración que trasciende fronteras.

Desde la majestuosidad de la Entrada Folklórica en Oruro hasta el bullicioso Corso en Santa Cruz y la creatividad deslumbrante de la Farándula en La Paz, Bolivia se convierte en el epicentro de una fiesta sin igual.

Oruro: El Esplendor de la Entrada Folklórica

En la ciudad de Oruro, la Entrada Folklórica se erige como una sinfonía de devoción y tradición. Más de 20,000 bailarines, ataviados con trajes resplandecientes, rinden homenaje a la Virgen del Socavón en un desfile que cautiva a espectadores de todo el mundo. La majestuosidad de las danzas, la meticulosidad de los trajes y la vibrante música tradicional convierten a Oruro en el corazón palpitable del Carnaval boliviano.

Santa Cruz: Corso, Color y Calor Tropical

En las ardientes tierras cruceñas, el Carnaval cobra vida en un Corso  que refleja la pasión y vitalidad de la región oriental. Carrozas suntuosas, comparsas exuberantes y la contagiosa alegría cruceña inundan las calles. El ritmo de las danzas tropicales se entrelaza con la energía del público, creando un espectáculo único que fusiona tradición y modernidad en un torbellino de emociones.

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La Paz: Farándula deslumbrante en las Alturas

En la imponente altitud de La Paz, la Farándula se convierte en un desfile de creatividad y sátira que desafía los límites de lo convencional. Máscaras ingeniosas, trajes vanguardistas y comparsas llenas de humor desfilan por las calles de la urbe andina. La música ecléctica, que abarca desde lo tradicional hasta lo contemporáneo, crea una experiencia única que resalta la diversidad y el ingenio paceño.

Bolivia Unida en la Ch’alla

Sin duda, una de las tradiciones más arraigadas en Bolivia es el martes de Ch’alla, Este evento, que ha cobrado mayor relevancia no solo en la región occidental, sino también en el oriente boliviano, implica la bendición de propiedades, vehículos y negocios con vino y alcohol, derramados en las esquinas y lugares significativos para asegurar su cuidado y prosperidad.

Serpentinas, globos y banderines acompañan la tradición, sumadas a las ofrendas a la Pachamama con confites, flores y frutas de colores vivos. Según la tradición, el alcohol se ofrece a la Madre Tierra para recibir las ofrendas, representadas simbólicamente por nueces doradas que simbolizan el oro de sus entrañas, lentejuelas que reflejan la riqueza que deseamos, y confites y frutas que representan su dulzura.

Además de las ofrendas materiales, se preparan ‘mesas’ de rituales andinos, conocidas como sahumerios, cargadas de simbolismo y fe. Estas mesas, decoradas con dulces, incienso, hojas de coca, plantas secas y otros objetos representativos de la salud, el dinero, el trabajo y el bienestar, son quemadas como una ofrenda para que la Madre Tierra traiga bendiciones y prosperidad a las familias.

El Carnaval boliviano trasciende las barreras geográficas y culturales, unificando al país en una celebración de identidad compartida. Desde la devoción en Oruro hasta la exuberancia en Santa Cruz y la creatividad en La Paz, cada rincón de Bolivia se convierte en un lienzo donde la tradición se fusiona con la modernidad.

El aporte de Bolivianews.org a la fiesta

Elaborado por Wilfredo Poma, a quien damos la bienvenida especial al equipo de ilustración.

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