“Tincho” se enamoró de la narración oral hace más de 20 años; ha recorrido Bolivia y Latinoamérica narrando cuentos y promoviendo la cultura y la historia de nuestro país. Hoy narra, en Bolivia News, su maravillosa trayectoria como cuentacuentos.
Comunicador social de profesión, Martín “Tincho” Céspedes es narrador oral de cuentos y promotor cultural de la ciudad de La Paz. Su camino por el mundo artístico comenzó en 1997 cuando participó en el Taller Cultural de Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) donde José Aramayo Roa, mejor conocido como “Pepetus”, fue el maestro que lo guió por este camino.
En 1999, Tincho descubrió la narración oral, la expresión de “cuentacuentos” como un arte escénico similar al teatro, pero con sus propias características; explica que, a diferencia del teatro y otras artes escénicas donde se tiene un guion establecido, cuando se narra un cuento es fundamental la relación con los “escuchas” (el público), y cómo su actuar pueden influir en las obras; es decir, el hecho de que suene un celular en pleno espectáculo o que un escucha responda a una pregunta de la obra, son factores externos que los narradores pueden adoptar y tomarse la libertad de improvisar.
El artista destaca que cuando conoció la corriente de cuentacuentos, esta no estaba bien establecida en La Paz, puesto que se trataba de un campo novedoso y llamativo. “Conocí el mundo de la narración oral que no estaba bien instaurada aquí en La Paz y fue como encontrar un espacio novedoso para desenvolverme”, señala.
Su formación como narrador
Tincho adquirió sus conocimientos en narración oral de forma autodidáctica puesto que se trata de una disciplina nueva a comparación del teatro o la danza; asegura que la gran mayoría de lo narradores han aprendido de la misma manera, participando en talleres, leyendo o directamente mediante la práctica “lanzándose al escenario”.
“Yo por lo menos tengo formación teatral, pero hay una generación de compañeros que son narradores netos que no tienen esa base teatral, que han empezado directamente a contar historias; creo que ahí hay una necesidad actual de una formación técnica más especializada y de sistematizar la formación también, o sea de lectura, pero creo que a nivel mundial todavía la teorización de la narración oral como un arte escénico es una tarea pendiente”, explica Martín.
La motivación para seguir este camino
Lo que motivó a Tincho a seguir este camino de cuentacuentos fue que representaba un desafío de hacer arte de otra forma, además que encontró la manera de relacionarse con las personas en cada espectáculo, algo que el teatro no le permitía.
“El teatro a me encanta y he vuelto el año pasado a hacer teatro después de 8 años, es lindo e interesante porque es un proceso colectivo, pero la narración oral es un proceso personal que te relaciona de forma íntima con la gente”, explica, a tiempo de destacar que la narración de cuentos le permite al artista bajarse del pedestal, en el que cree estar, para situarse al nivel del público y entablar una relación artística.
Otro de los factores que han encantado a Tincho es el hecho de que las vivencias personales pueden ser llevadas al plano escénico; así también la historia del país y las toponimias de los barrios, que es estudio del origen y el significado de los nombres de las zonas de la ciudad, para crear cuentos que despierten el interés de las personas.
“Hay varias fuentes creativas de cómo armar un espectáculo de cuentacuentos, en lo personal me gusta crear cuentos a partir de la historia, pero de la historia no oficial; tengo espectáculos que hablan de historias de la impunidad, de masacres; pero que no se cuentan en la escuela y que nunca nos han enseñado”, explica el narrador. “Me encanta investigar las historias de la ciudad de La Paz, las toponimias (…), tengo historias como de la primera bruja de La Paz, de milagros, de cuadros o de imágenes, pero también temas más modernos, historias que tienen que ver con la migración”, añade.
La Cueva de Cuentacuentos
“La Cueva de Cuentacuentos” es un espacio cultural que Tincho y el “Teatro del Purgatorio” fundaron el 2008, con el fin de tener un especio propio para hacer arte. Lo mágico del lugar es que desde sus inicios hasta la fecha se encuentra en la casa de bisabuela de Tincho, la señora Berna, en la ciudad de La Paz en la zona de Santa Barbara, a una cuadra de la Plaza del Estadio, en la avenida Illimani, esquina extensión Posnansky.
Al principio abrió sus puertas como una sala de ensayo para teatro, posteriormente decidieron recibir al público local con la actividad “Vino al cuento” que se realizaba el primer jueves de cada mes sin falta, la demanda creció y cada fin de semana había un programa cultural; a la fecha, el espacio está a disposición de los artistas cada vez que lo requieran.
Talleres artísticos, reuniones culturales, ferias agroecológicas en el patio, son algunas de las actividades que se desarrollan en “La Cueva de Cuentacuentos” cada mes; ahora se tiene previsto retomar actividades como la noche de juegos de mesa para acercar y unir a la comunidad paceña.
Tincho explica que “La Cueva de Cuentacuentos” pese a ser un ambiente familiar pequeño, se ha convertidos en un espacio cultural referente a nivel nacional y también internacional, debido a que han tenido la oportunidad de recibir a extranjeros que vieron que se puede generar arte en un espacio como “La Cueva” y han decidido crear centros culturales similares en sus países, entre estos Argentina, Colombia y Chile.
Producciones
Entre las producciones en las que Tincho ha sido partícipe, destaca una miniserie de carácter audiovisual titulada “La Cueva de Cuentacuentos”, elaborada durante la pandemia de 2020 de la mano de la productora “Algo más cine”, que rescata historias de la tradición paceña como “El duende papaya”, “La chola serpiente” haciendo referencia al mega deslizamiento del 2011 en la ciudad de La Paz, y el cerco a La Paz de Tupac Katari en 1781.
En cuanto a narración oral, menciona la historia “Cómo duelen las fronteras” que abordan hechos históricos relacionados a la impunidad y la guerra de la Triple Alianza, suceso bélico en el que se unieron Argentina, Brasil y Uruguay para intentar destruir Paraguay y según explica Martín fue una de las masacres más grandes del siglo XIX.
“Cómo duelen las fronteras” tiene la particularidad de haber sido interpretada en lenguaje de señas gracias al trabajo conjunto a Nani Marconi, intérprete en lenguaje de señas boliviana; se llevaron a cabo dos espectáculos narrados oralmente por Tincho e interpretados por Nani en lengua de señas para hacer este arte escénico más incluyente.
A partir de esta iniciativa también se llevaron a cabo taller de cuentacuentos para personas sordas en los que Tincho y Nani también trabajaron juntos. “Así las personas sordas tuvieron la oportunidad de crear historias a partir de sus experiencias propias y contarlas, pero ya contarlas con las manos y ahí había la traducción al español por parte de Nani”, explica Céspedes
De esa manera se logró una alianza con intérpretes en legua de señas para incluir esta modalidad en el festival “Apthapi Internacional de Cuentacuentos” y desde hace aproximadamente cinco años (2018) el festival se inaugura con la “narratón”, una serie de cuentos interpretados en lengua de señas.
“Hacemos todo un proceso, los invitados internacionales mandan sus cuentos con un tiempo de anticipación de tal manera que los intérpretes los estudien y los interpreten, para crear un espectáculo incluyente; igual trabajamos en el festival con personas no videntes, porque tenemos espectáculos para ellas y las personas que vemos y vamos al espectáculo nos vendamos los ojos para tener la experiencia de no ver los cuentos sino escucharlos”, aclara.
Esta iniciativa parte de la inquietud por el ejercicio de los derechos culturales de las poblaciones con discapacidad. “En nuestro país, lamentablemente, las personas con discapacidad tienen muy bajo ejercicio de sus derechos, si en educación y temas laborales es bajo su ejercicio de derechos menos en temas artísticos culturales, casi cero”, reprocha Tincho, “hay muy pocas posibilidades de que ellos puedan acceder a espectáculos (…) Hay iniciativas, pero son muy aisladas, entonces la idea es que cada vez sea más constante y que haya esa posibilidad”, añade.
Su futuro como narrador y promotor cultural
En cuanto a su futuro como narrador de cuentos, este 2023 o a más tardar el próximo año, desea recopilar todos sus cuentos escritos en un libro; como gestor cultural de “La cueva de cuentacuentos” está trabajando para pronto poder establecer la “cuentoteca” como un centro de documentación especializada en cuentos.
“Solo nos falta la catalogación de los libros, tenemos más de setecientos libros guardados, pero como dicen por ahí: ‘libro no catalogado es libro que no existe’, entonces es importante la catalogación; estamos en ese proceso lentito, pero espero cumplirlo por lo menos este año para abrirlo al público”, revela.
Tincho planea seguir desarrollando programas enfocados a fomentar la lectura, seguir con la producción y difusión de espectáculos de narración oral y crear talleres para apoyar los proyectos de narradores locales.
“Todas y todos tenemos historias que contar, esta sería una invitación a valorizar nuestras historias personales, darnos cuenta que todo lo que nos pasa no solamente nos pasa a nosotros, eso que nos pasa que puede ser muy íntimo y personal también puede tener un impacto social, pero para eso es necesario comprender el sentido de lo que nos ha sucedido y tener la habilidad de llevarlo a un nivel social”, se despide Tincho Céspedes.
Si desea enterarse de los espectáculos de Tincho Cépedes y las actividades de “La Cueva de Cuentacuentos” puede seguir sus redes sociales:
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